Según la Descodificación Biológica Original, los síntomas (problemas) relacionados con la piel, concretamente la epidermis, pueden estar relacionados con un conflicto de separación; es decir, relacionados con el estrés que supone para cualquier mamífero, humano o animal, el necesitar más cercanía o contacto o la necesidad de más lejanía o menos contacto respecto a un (con el) estímulo estresante.
Frente a una situación vivida como un conflicto de separación, mientras la persona o el animal esté viviendo esa situación como un conflicto activo productor de estrés, su biología activará un programa que producirá microulceraciones en la epidermis, imperceptibles a la visión humana. Una vez satisfecha su necesidad interior de más o menos contacto, o de adaptación a no conseguir lo que necesita, su biología puede desencadenar un eccema, una dermatitis atópica, o cualquier otro síntoma en la epidermis, con el objetivo de «rellenar» las microulceraciones que se produjeron en la fase activa del conflicto de separación.
Esto es lo que les sucede a algunos adultos que al demandar más cercanía o más lejanía a su pareja, o a algún otro miembro de su familia, si esa demanda ha sido productora de estrés, cuando ya consiguen o bien separarse o bien recibir más atención o aceptar que su demanda no va a ser satisfecha, empiezan a tener un síntoma en la epidermis. O el caso de niños/as o bebés que no se ha adaptado a la ausencia de un progenitor porque éste se ha incorporado de nuevo al mundo laboral o porque lo están llevando a una guardería o equivalente o porque sus progenitores se han separado y vive la separación respecto a uno o ambos de sus referentes de una forma conflictiva y por tanto estresante. O el caso del animal que empieza a manifestar problemas en la epidermis, tras un periodo estival de vacaciones donde ha estado permanentemente con sus propietarios, al incorporarse éstos a sus actividades habituales.
Para que un mamífero presente un síntoma físico, y siempre de acuerdo a lo que afirma el Instituto de Angeles Wolder de Descodificación Biológica Original ha de estar viviendo o haber vivido una situación que le produce o le ha producido estrés. Y frente a ese nivel de estrés, su biología , a la corta o a la larga, puede producir un síntoma físico, más leve o más grave, dependiendo de la intensidad del estrés y de su duración en el tiempo. El lugar donde aparece el síntoma tendrá siempre relación con la tonalidad conflictual o naturaleza del conflicto productor de estrés.
«Las mal etiquetadas» alergias al pelo de los gatos
Atendiendo a lo que acabamos de explicar, y en relación a las manifestaciones cutáneas relacionadas con los conflictos de separación, en este artículo queremos centrarnos en las en las “mal etiquetadas” alergias al pelo de los animales que pueden manifestarse en la adultez, en la infancia, o en cualquiera otra etapa de la vida.
Nos preocupa, y por qué no decirlo, y mucho, el hecho de que un pediatra, dermatólogo o veterinario, en su buena práctica clínica y amparándose siempre a los criterios estudiados en sus respectivas facultades, diagnostique un problema de alergia al pelo del gato o de alergia al pelo de un perro frente a cualquier síntoma dermatológico que aparezca en un humano/a que convive con animales. Sea este síntoma un eccema, una dermatitis o cualquier otro síntoma cutáneo y acabe derivándose al animal hacia otra familia, llevándolo a una protectora, y en el peor de los casos, abandonándolo o sacrificándolo.
Pongamos por caso el de un niño o de una niña, o de un bebé, que presenta eccemas en la piel de mayor intensidad siempre por las tardes, cuando está en casa, y durante los fines de semana. Dado que la intensidad del síntoma aumenta al estar en casa, una de las primeras preguntas que el pediatra va a formular estará relacionada con la tenencia y convivencia con algún animal.
Y a pesar que su cuestión está formulada desde un perspectiva lógica, si la respuesta a su pregunta es afirmativa, seguramente dará un diagnóstico de alergia al pelo del animal, sin preguntarse ni preguntar, a continuación, qué vivencias está experimentando ese niño/a o bebé cuando no está en casa que puedan explicar también la ausencia o la expresión mínima del síntoma fuera de la vivienda habitual.
Si el pediatra o el veterinario se hubieran planteado y hubieran preguntado esa segunda cuestión, es decir qué había cambiado en la vida de ese niño/a o bebé antes de presentar síntomas cutáneos, en muchos casos hubieran averiguado que la aparición del síntoma coincidía con la escolarización del niño o con su nueva etapa en una guardería, o con la incorporación de su mamá o de su papá al mundo laboral, o con cualquier otra situación donde ese niño/a o bebé estaba viviendo la separación frente a un ser muy querido y muy necesario aún en su vida y que esa separación la estaba viviendo con unos sentimientos determinados y con unas emociones muy viscerales que le producían estrés.
La mayoría de niños/as y bebés van a vivir este tipo de situaciones de separación como algo relativamente normal, y a los pocos días se adaptaran y no presentaran mayor problema y seguramente tampoco ningún síntoma físico. De todas formas, y en base a nuestra experiencia como terapeutas florales, recomendamos realizar un tratamiento preventivo con Flores de Bach, durante unas dos semanas antes del inicio de su escolarización, o de una situación que implique para el niño /a o bebé ser separado de su mamá o de la figura que realiza la función materna (padre, abuelos, canguro, …) , tratamiento que se mantendrá hasta que ese niño/a o bebé no presente síntomas emocionales de inadaptación (sueño agitado, llanto sin causa aparente, enojo, …). También recomendamos tratamiento floral a su figura de referencia más determinante, normalmente su mamá, para mejorar la adaptación de ambos a esa nueva etapa.
Los niños/as o bebés de tipología dependiente o de tipología evitativa o los que están muy apegados a la persona que ha realizado la función materna, normalmente tienen más dificultades para adaptarse a esa nueva etapa y van a vivir la separación frente a la figura de referencia con mucho estrés.
Ese tipo de niño/niña o bebé, cuando su mamá o figura equivalente lo deje en la guardería o en la escuela, puede mostrar, o no, signos de estrés, o puede manifestar, o no, emociones de rabia, tristeza o enfado, todas ellas tratables con esencias florales si aparecen, pero si posteriormente desarrolla un síntoma cutáneo, con toda seguridad ha vivido niveles de estrés importantes durante el transcurso de su estancia fuera de casa relacionados con su forma de vivir la separación de “su base segura”.
Su nivel de estrés va a disminuir o a desaparecer por completo en el momento que su mamá o su figura de referencia lo vaya a recoger a la guardería o equivalente y por descontado durante todo el fin de semana donde va a permanecer en contacto permanente con sus progenitores.
Las úlceras inapreciables de la epidermis, que se forman durante la fase de estrés, deberán ser regeneradas, aportándole a esas microúlceras sangre rica en oxígeno y nutrientes para reconstruir los tejidos dañados, y por tanto la inflamación y la rojez van a hacer acto de presencia en la zona dañada.
Según el Instituto de Angeles Wolder de Descodificación Biológica Original ese niño/a o bebé ha estado viviendo con mucho estrés un conflicto activo de separación, donde el sistema nervioso simpático ha estado activado durante su estancia en la guardería o equivalente, y cuando su mamá o figura de referencia lo ha ido a recoger para llevarlo a casa, automáticamente sus umbrales de estrés han disminuido, desactivándose su sistema nervioso simpático y activándose el sistema nervioso parasimpático, actuando el nervio vago, y produciéndose la reparación del daño tisular que el conflicto en su fase activa ha ocasionado, apareciendo en consecuencia el eccema u otro síntoma epidérmico
Lo mismo puede sucederle a un animal cuando es separado de su base segura o es abandonado.
En la fase de no estrés, cuando el síntoma cutáneo aparece, ese niño/a o bebé será visitado por un pediatra que va a hacer la fatídica pregunta de si su pequeño/a paciente convive con algún animal, verbalizando un diagnóstico, que según la Descodificación Biológica Original, es equivocado.
“…Me temo que este niño es alérgico al pelo del animal ya que el síntoma aparece cuando está en casa”
Sacar al animal fuera de casa, evidentemente y después de lo expuesto anteriormente, no soluciona el problema de raíz en todos los casos. Solo lo resuelve cuando realmente el signo cutáneo es debido a una alergia al pelo de un animal concreto. Esa alergia puede obedecer a que ese niño/a o bebé o en la mayoría de los casos un de sus progenitores, familiares o antepasados vivió una experiencia real o simbólica o imaginada o virtual de peligro de muerte en presencia de ese animal concreto, entre otros estímulos. Frente a esa vivencia percibida como peligrosa, se grabaron en el inconsciente de ese ser humano todos los estímulos presentes en esa situación y percibidos a través de los cinco sentidos físicos o del área mental, para ser trasmitidos a los descendientes como estímulos peligrosos frente a los que ese ser vivo debe reaccionar activando su sistema simpático y «entrar en modo alerta» frente a cualquier situación donde alguno de ellos esté presente.
¿Qué podemos hacer como terapeutas florales frente a un síntoma cutáneo?
En primer lugar pedir un diagnóstico médico o veterinario, según si se trata de un ser humano o de un animal. El síntoma diagnosticado nos permitirá asociarlo a posibles conflictos de acuerdo a la descodificación biológica original.
En segundo lugar rastrearemos en la historia de ese ser vivo a fin de encontrar si existe una experiencia de vida vivida con la tonalidad conflictual ( separación, peligro, …) que concuerda con el tipo de síntoma cutáneo que presenta . Y finalmente, en tercer lugar, traduciremos floralmente la manera con la que ese ser vivo está viviendo o vivió esa situación portadora de estrés y causante de su síntoma físico, emocional o conductual. En definitiva acompañaremos a ese ser vivo a gestionar con Flores de Bach o Flores de California las emociones viscerales que surgen frente a una situación vivida como conflictiva, rebajando así los parámetros de estrés que ésta le ocasiona.
Mejor si lo ves en vídeo
Te invito a escuchar la conferencia que impartimos en Biocultura Barcelona 2018; Dermatitis atópica en bebés y niños, Flores de Bach y Descodificación Biológica Original